“¿De verdad es tan difícil comprender lo que ocurre en Cataluña?”(27-10-2017)

José Antonio Virto

Apenas han transcurrido unos días y en el PSOE ya están asustados y desconcertados por la resolución adoptada de apoyar a los otros dos partidos constitucionalistas en la decisión de aplicar el artículo 155 y buscan a toda prisa una excusa para detenerla, y si no lo consiguen, dada la mayoría suficiente del P.P. en el Senado, entonces abandonar el “barco”, o mejor dicho, no subir a él, puesto que lo que se están planteando es su no aplicación.

Según ha declarado hoy la portavoz del PSOE en el Congreso, si Puigdemont convocara elecciones en Cataluña, su partido consideraría innecesaria la aplicación del 155.

¿De verdad se han enterado de lo que realmente ocurre en Cataluña? ¿Creen que los independentistas han respetado y respetarán las reglas de la democracia?

La situación política y social en Cataluña, desde hace ya meses, puede considerarse, en mi opinión, cualquier cosa menos normal.

Los independentistas, haciendo uso de las instituciones públicas y medios que gobiernan y controlan, han bloqueado la democracia en Cataluña y con esa perspectiva no se puede hablar de unas elecciones libres.

Pensar que van a actuar de otra forma si no se impide mediante la aplicación de dicho artículo y con la puesta en marcha de un control imparcial de todas las instituciones, medios de comunicación y centros públicos es una utopía, que puede llevar a una situación mucho más catastrófica todavía, sobre todo para los catalanes no separatistas, que todo el mundo sabe que son una mayoría, pero que por no ocupar las calles parecen no merecer la misma consideración que los “golpistas”.

Si se tiene reticencia y desconfianza, por parte de alguien, sobre el control transitorio que el gobierno pueda hacer de esas instituciones, me parecería totalmente procedente que se le pidiera a dicho gobierno o al Senado, si fuese este el órgano que tiene que aprobarlo, la creación de las comisiones multipartidistas necesarias para supervisión de la gestión, o cualquier otro medio que garantice su efectividad e imparcialidad. Todo lo que sea necesario para asegurar la imparcialidad y evitar que esta situación se prolongue en el tiempo de forma innecesaria.

Lo que en ningún caso puede pasar es que los ciudadanos se queden con la sensación de que este tipo de actuaciones al final resultan gratis, para los golpistas porque no les disuade de intentarlo nuevamente en el convencimiento de que al final se pueden escapar de sus sanciones y para el resto de ciudadanos porque la imagen que deja del Estado y de sus instituciones es deplorable y merecedoras cada vez de menos respeto y consideración.

En este momento el país no puede soportar el estar dirigido por políticos, sea en el gobierno o en la oposición, con complejos y miedos e incapaces de asumir las responsabilidades que les corresponden.

Si todavía no han aprendido que su función no siempre va acompañada de aplausos y sonrisas, ya va siendo hora de que lo hagan, recodando que al asumir los cargos juraron cumplir y hacer cumplir la Constitución y para el que no esté dispuesto a asumirlo, o anteponga intereses personales, partidistas o electoralistas, que considere que sería mejor y mucho más honrado que renunciase a su puesto y se fuera a casa.

Porque ¿de quién se puede conseguir el voto con una actuación de este tipo? ¿de personas irresponsables ó inmaduras capaces de cuestionar y poner en peligro esa casa de todos que debe ser el Estado y sus instituciones? ¿Puede ser el objetivo conseguir el poder a cualquier precio aunque sea a costa de permitir la destrucción de nuestro propio compromiso de convivencia? No creo que esa sea la intención de los dirigentes de un partido, alternativa de gobierno, como el PSOE, ó  al menos no debería serlo

 

 

“Queda mucho por hacer”(23-10-2017)

José Antonio Virto

Si estamos cayendo en la creencia de que lo más difícil ya está hecho, el acordar la aplicación del 155, con el apoyo de PSOE y Ciudadanos, ya podemos ir despertando de ese sueño. Tenemos por delante, ojalá me equivoque, unas jornadas mucho más difíciles y mucho más necesitadas de apoyos sin ambages.

Las autoridades catalanas, al igual que las distintas asociaciones separatistas, ya han manifestado que se van a oponer con todos sus medios y fuerzas a la aplicación de esa “limitación de su autonomía” y que si es necesario se llegará a las movilizaciones masivas y a la ocupación de las sedes de la administración.

Si esto es así, y tiene toda la pinta de que lo va a ser, el gobierno va a tener que echar mano de otro artículo de la Constitución, para paliar los efectos de esta movilización, y este artículo no es ni más ni menos que el 116, donde se regula la declaración de situaciones excepcionales y las medidas a adoptar, en los estados de alarma, excepción y sitio.

            El primero de ellos, el de Estado de Alarma, está pensado más para situaciones excepcionales motivadas por siniestros y causas naturales y creo que lo puede declarar el Gobierno y es necesaria la comunicación al Congreso de los Diputados.

En el caso de los otros dos, que si están previstos para situaciones como las que he mencionado al principio, la declaración corresponde al Congreso de los Diputados, a petición del Gobierno y ello lo convierte en un trámite difícil en los momentos actuales.

Podemos encontrarnos nuevamente frente a las dudas del PSOE y no tanto las de Ciudadanos, a la hora de adoptar medidas policiales tan duras, aunque necesarias y para las que puede que fuese necesario hacer uso, incluso, de la intervención del ejército, algo que para muchos históricos de los partidos de izquierdas resulta harto difícil asimilar y mucho más autorizar, aunque las situaciones en su memoria sean muy diferentes y nada comparables y aunque no se dude de la inevitabilidad de su declaración.

Sería muy lamentable que frente a medidas coactivas por parte de los “delincuentes separatistas”, porque eso es lo que son, aunque suene muy duro decirlo u oírlo, no ya el gobierno, sino el Estado se rindiese y fuese incapaz de restaurar el orden por no atreverse a aplicar medidas perfectamente legales y que se recogen dentro de las normas de todos los países, democráticos ó no, pero mucho más en los primeros porque en las dictaduras esas medidas no requieren ni de la misma tramitación ni gozan de las mismas garantías jurídicas.

Todo el conjunto de partidos forma parte de ese Estado y todos, me refiero a los serios y no a las “bandas de perro-flautas” y similares, tienen la obligación de defenderlo hasta el final y no quedarse en meras declaraciones ni en apoyos que de no ser completos, podrían interpretarse como un postureo  apoyando el articulo 155 porque ese se aprueba en el Senado, donde nada pueden impedir, dada la mayoría que tiene el PP. pero cuando tienen que implicarse de verdad, porque su apoyo es imprescindible, entonces miro hacia otro lado y me escudo en yo que sé qué razones se puedan esgrimir llegado el caso, para ponerse de perfil una vez más.

Ojalá me equivocara, nuevamente, y esta situación no llegase a producirse, pero mucho me temo que no va a ser así, por lo que sería bueno se iniciasen ya unos contactos y conversaciones para acordar la adopción de medidas y su alcance, si llega el caso, y mostrar en ese momento la misma unanimidad y decisión que tan buena y necesaria es para atajar las “enfermedades y achaques” de este viejo, pero extraordinario país, que es el nuestro.

 

 

“Nada podía ser peor” (21-10-217)

José Antonio Virto Ruiz

                           Estos días he oído comentarios de algunas personas de reconocida solvencia de este país en el sentido de que “todavía cabe la marcha atrás en la aplicación del 155, si los separatistas catalanes renuncian a la declaración de independencia” aunque se hubiesen iniciado los trámites para su aplicación.

Pues en mi modesta opinión, nada podía ser peor que esto y ello por varias razones.

La primera es que el artículo 155 de nuestra Constitución no está previsto en su aplicación únicamente para el caso de una declaración de independencia o intento de secesión, sino para subsanar el defectuoso funcionamiento de una autonomía en el desempeño de las funciones que tiene transferidas y en este caso son muchas y muy importantes las irregularidades que se han producido y muy graves las consecuencias, para permitir que esto pueda seguir ocurriendo, máxime cuando se tiene la certeza de que esto iba a continuar así si no se actúa de una forma drástica.

La segunda y no menos importante es que el Gobierno de España, con la representación de todos los españoles que ostenta, no puede convertirse en un títere en manos de estos políticos interesados y sin escrúpulos y estar sometido a sus veleidades, argucias y manipulaciones de auténticos trileros que, a diario, vienen realizando.

Se dice de estos delincuentes que son muy listos y que le marcan el ritmo a un Gobierno presidido por una persona, prudente para unos e indeciso y tímido para otros, pero al que hasta ahora nadie ha discutido su inteligencia, ni la suya ni las de muchos de los miembros de su equipo, pero si ante una maniobra como la que mencionamos de simplemente parar en el último momento la declaración de independencia, consiguiesen detener la maquinaria legal y constitucional y ponerse a negociar como si nada hubiese pasado, todos en este país y no solo nuestro presidente, quedaríamos como auténticos tontos de capirote, el primero por aceptarlo y los demás por permitírselo, empezando por los millones de catalanes no separatistas que son la auténtica mayoría y sufren más que nadie con este tipo de actos y a los que parece que los políticos y otras personas de relevancia solo parecen mencionar por pura demagogia cuando les interesa.

Son muchas las irregularidades que se vienen produciendo desde hace varios años, algunas como las referentes a la educación desde hace más de 30, que no solo justifican la aplicación del 155 sino que la hacen imprescindible y si no se hace así estaremos alentando, aunque no queramos reconocerlo, el que este tipo de actos, lejos de quedar desterrados, se vuelvan a producir nuevamente, incluso de forma más organizada y violenta, en años venideros y en este mismo escenario y en otros que de forma velada lo vienen anunciando en cuanto tienen ocasión.

No se trata por tanto de buscar venganza sino la necesaria e imprescindible aplicación de las leyes, leyes que por otra parte los ciudadanos no llegamos a comprender cuando después de todo lo sucedido, ni Puigdemont, ni Forcadell , ni Junqueras y un largo etc. de personalidades protagonistas en todo ello, no han sido todavía imputados por ningún fiscal ni ningún juez, como si efectivamente esa separación de poderes no existiese y estuviesen pendientes de los movimientos “políticos” que pudiesen producirse.

No podemos olvidar tampoco lo que este país ha sufrido durante años por mantener su unidad, con otro intento separatista y su brazo terrorista y el que precisamente uno de los líderes de ese terrorismo ha sido el personaje elegido para hacerse las fotos de reivindicación, a pesar del daño que ese terrorismo ocasionó en la propia Cataluña, en un más que claro insulto y desprecio a todos los ciudadanos de bien de este país.

 

“El que no sabe, es como el que no entiende”

 

Hemos asistido estos días a unos sucesos en el ámbito judicial, que al menos para los que no somos profesionales de la justicia, nos parecen un poco desconcertantes.
Me refiero concretamente a las declaraciones ante la jueza de la Audiencia Nacional por parte del Jefe de los Mossos, de su intendente y de los “Jordis” y las diferentes consecuencias que han tenido para unos y otros.
Para empezar, por las actuaciones de estos señores, parecerían más lógicas acusaciones por desordenes e incitación a los mismos en el caso de los Jordis, falta de auxilio a las fuerzas del orden por parte de los miembros de los Mossos y de obstrucción a la justicia por parte de todos ellos en lugar de las de sedición que a mí, como profano en estas cuestiones legales, me parecen un poco “cogidas por los pelos” en estos casos.
Pero también nos preguntamos los ciudadanos el por qué a unos se les dicta prisión incondicional y a otros no, frente a una misma acusación y cuando precisamente los policías tendrían una mayor responsabilidad.
Pero el desconcierto no termina ahí, porque resulta todavía más sorprendente en el caso de Puigdemont, que en su declaración asumió su obligación de declarar a Cataluña una nación independiente con forma de república en función de los supuestos resultados del referéndum, aunque después solicitara la suspensión de sus efectos para dialogar con el gobierno de España, ya que tal como entendimos muchos ciudadanos, no se trata de un diálogo sobre si independencia si ó independencia no, sino sobre la forma de llevarla a cabo, algo así como las negociaciones sobre el “Brexit” entre Reino Unido y Europa y sin embargo, ningún fiscal ni ningún juez, ha inculpado a este señor ni a ninguno de los diputados que firmaron después el manifiesto en el que se corroboraba esta declaración, de una sedición más que manifiesta y palpable.
Si efectivamente en este país existe una división de poderes, no es el gobierno ni el Parlamento el que tiene realizar la imputación, aunque si puede también denunciar, y esta debería producirse de oficio en las instancias judiciales.
El que el gobierno de un plazo para la aplicación de la Constitución y de su artículo 155 y el 116, si procediera ante las amenazas de los independentistas de promover desordenes, no debe tomarse por la justicia como una moratoria o una condición para proceder o no a la imputación por un delito tan grave.
Estos hechos ó mejor, esta falta de intervención por parte de la justicia, lejos de fortalecer el estado de derecho, lo que hacen es aumentar la sensación de “pasteleo” y falta de igualdad ante los tribunales, lo que unido a la forma de proceder de los políticos debilita enormemente la confianza en el sistema y en nuestro estado de derecho.
Por todo ello, como supongo que nuestros gobernantes, políticos, jueces y fiscales, son gente muy preparada y eficiente, no me queda más que llegar a la conclusión de que “el que no sabe, es como el que no entiende” que dice nuestra sabiduría popular, y que lo que a los profanos nos resulta incomprensible, no es ni más ni menos que lo procedente en derecho.
Lo malo es que ya se sabe que lo legal no siempre es lo justo y tampoco es lo que debería dictar el sentido común y que las normas que no se comprenden, normalmente no suelen cumplirse.

Todos contra el cancer

Jose Antonio Virto Ruiz

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La práctica totalidad de los días del año están en la actualidad dedicados a algún objetivo, pero de entre todos ellos creo que uno de los que destaca es el día dedicado a la lucha contra el cáncer de mama.
Eso no quiere decir que los otros objetivos sean menos importantes,pero quizá no tengan ese punto de sensibilidad que esta enfermedad tiene.
No afecta solo a las mujeres, pero si lo hace en un altísimo porcentaje y la sensación que produce es que ataca a una parte muy vinculada a la maternidad y a lo que ella supone.
Es por ello que todos sentimos la afección como propia y no solo las personas que tienen la desgracia de padecerla.
A todas esas mujeres que lo han padecido, o lo están padeciendo en este momento, les tenemos que gritar eso que ahora está tan de moda:
«NO ESTÁIS SOLAS»
ni lo vais a estar nunca y abrazarlas con todo nuestro cariño y nuestro calor.

 

Jose Antonio Virto Ruiz

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He recibido un whatsapp donde se pedia que si se reforma finalmente la Constitucion, se devuelvan al estado las competencias de educacion y sanidad, de forma que ambas sean iguales para todos los españoles, vivan donde vivan.
Pero yo añadiria algo mas.
Sea lo que sea lo que finalmente se apruebe, monarquia, republica o lo que sea, que no se incluya ningun simbolo en la bandera.
Que tengamos todos los españoles a la rojigualda como emblema y simbolo de nuestro pais y aprendamos todos a quererla y respetarla como propia, y eduquemos a nuestros hijos en los mismos sentimientos.
Si nos lo proponemos podemos conseguirlo y ese puede ser un buen principio para, que al margen de ideologias, nos queramos y nos respetemos todos.
Los españoles, por una u otra razon, llevamos siglos divididos, y ya va siendo hora de que acabemos con esa division respetando nuestras diferencias.
Si estas de acuerdo, dale a me gusta y compartelo.

Una sola bandera para todos

En La Razon de hoy jueves, hay una viñeta de Cain, donde se ve una bandera de la España constitucional que dice » soy la bandera de la diversidad».
Aunque sea para mi la bandera pienso, como ya señalaba el otro dia, que para que de verdad la convirtamos en la bandera, no solo de todos los españoles, sino de todos los sentimientos de esos españoles, sin excepcion, deberiamos utilizar una bandera sin escudos. Una bandera que unicamente representase al pais, España, sin incluir ideologias, formas de gobierno o cualquier otra cosa que tienda a dividirnos.
Estos dias estamos viendo que por unas u otras razones hemos olvidado reforzar nuestro sentimiento patriotico y nos hemos dividido sin necesidad.
Se puede convivir con distintas ideas e ideologias y ello no es incompatible con el amor y unidad en torno a nuestro pais.
¡A ver si entre todos somos capaces de lograrlo!

La fuga de empresas

Seguramente muchos ciudadanos catalanes y del resto de España pensaran que da igual que una empresa cambie su domicilio social y domicilio fiscal, si sigue manteniendo sus instalaciones en ese lugar, en este caso Cataluña.
Esto no es exactamente así, lo normal y lo que tiene relevancia es el domicilio fiscal, que suele coincidir con el domicilio social, aunque no es necesario y que determina donde «cumple» con sus obligaciones fiscales.
Ello supone que los ingresos de impuestos de sociedades y el IVA que recauda por todo el territorio español, de los que una parte muy importante se convierten en presupuesto directo de la comunidad autónoma donde se liquidan, pasan a ser ingresados en otra comunidad.
Por tanto, los ingresos y el presupuesto de Cataluña pueden verse seriamente afectados si son muchas e importantes las empresas que se «van» de Cataluña.
Y se eso se traduce en menor empleo público, menor inversión en estado del bienestar y otras consecuencias muy relevantes.
Pero todo esto, con ser muy importante, no creo que modifique las intenciones de Puigdemont ni de los dirigentes de PDeCat, puesto que detrás de este maratón independentista que se ha iniciado en los últimos años, no carece de relevancia el hecho de que lo que persiguen es el quedar fuera de la jurisdicción española y de las responsabilidades por la corrupción que han protagonizado durante décadas.

Reflexionar sobre el voto

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Yo, que soy raro y me leo todo aquello que me piden que vote, en 1978 me leí la Constitución Española que se sometía a votación y no tengo inconveniente en decir, que con mis 26 años voté en contra y ello porque no me gustaba el Estado de las Autonomías que en ella se dibujaba, con autonomías de primera y de segunda, con privilegios fiscales para País Vasco y Navarra, y la divergencia y caso normativo que se avecinaba entre otras cosas.
Hubo quien me decía que entre más de doscientos artículos de la Constitución, porque no me gustasen unos pocos, no debía votar que no, pero yo opinaba que unos pocos artículos pueden condicionar totalmente el futuro de un país, como finalmente así ha sido.
Cuando se elaboró la Constitución Europea, también me la leí, y lo que vi tampoco me gustó. Encontré que más que una Constitución era un protocolo económico. Solo se recogían con detalle las reglas y procedimientos comerciales y económicos. Sobre los incumplimientos en esa materia estaban ya fijados hasta las cuantías de las sanciones.
Por el contrario, de lo que a derechos de los ciudadanos, convergencia social, convergencia fiscal y de servicios, de objetivos de Estado del Bienestar unificado, de eso poco o nada. todo se limitaba a «se procurará», «se intentará»….
Con respecto a los defectos de nuestra Constitución he podido comprobar que estaba en lo cierto.
Espero que en lo referente a la Constitución Europea no tenga el mismo acierto, aunque si no se modifica y se empieza a pensar en una verdadera unidad de los ciudadanos de Europa y no en un club de naciones, el riesgo de fracaso es grande.