José Antonio Virto
Apenas han transcurrido unos días y en el PSOE ya están asustados y desconcertados por la resolución adoptada de apoyar a los otros dos partidos constitucionalistas en la decisión de aplicar el artículo 155 y buscan a toda prisa una excusa para detenerla, y si no lo consiguen, dada la mayoría suficiente del P.P. en el Senado, entonces abandonar el “barco”, o mejor dicho, no subir a él, puesto que lo que se están planteando es su no aplicación.
Según ha declarado hoy la portavoz del PSOE en el Congreso, si Puigdemont convocara elecciones en Cataluña, su partido consideraría innecesaria la aplicación del 155.
¿De verdad se han enterado de lo que realmente ocurre en Cataluña? ¿Creen que los independentistas han respetado y respetarán las reglas de la democracia?
La situación política y social en Cataluña, desde hace ya meses, puede considerarse, en mi opinión, cualquier cosa menos normal.
Los independentistas, haciendo uso de las instituciones públicas y medios que gobiernan y controlan, han bloqueado la democracia en Cataluña y con esa perspectiva no se puede hablar de unas elecciones libres.
Pensar que van a actuar de otra forma si no se impide mediante la aplicación de dicho artículo y con la puesta en marcha de un control imparcial de todas las instituciones, medios de comunicación y centros públicos es una utopía, que puede llevar a una situación mucho más catastrófica todavía, sobre todo para los catalanes no separatistas, que todo el mundo sabe que son una mayoría, pero que por no ocupar las calles parecen no merecer la misma consideración que los “golpistas”.
Si se tiene reticencia y desconfianza, por parte de alguien, sobre el control transitorio que el gobierno pueda hacer de esas instituciones, me parecería totalmente procedente que se le pidiera a dicho gobierno o al Senado, si fuese este el órgano que tiene que aprobarlo, la creación de las comisiones multipartidistas necesarias para supervisión de la gestión, o cualquier otro medio que garantice su efectividad e imparcialidad. Todo lo que sea necesario para asegurar la imparcialidad y evitar que esta situación se prolongue en el tiempo de forma innecesaria.
Lo que en ningún caso puede pasar es que los ciudadanos se queden con la sensación de que este tipo de actuaciones al final resultan gratis, para los golpistas porque no les disuade de intentarlo nuevamente en el convencimiento de que al final se pueden escapar de sus sanciones y para el resto de ciudadanos porque la imagen que deja del Estado y de sus instituciones es deplorable y merecedoras cada vez de menos respeto y consideración.
En este momento el país no puede soportar el estar dirigido por políticos, sea en el gobierno o en la oposición, con complejos y miedos e incapaces de asumir las responsabilidades que les corresponden.
Si todavía no han aprendido que su función no siempre va acompañada de aplausos y sonrisas, ya va siendo hora de que lo hagan, recodando que al asumir los cargos juraron cumplir y hacer cumplir la Constitución y para el que no esté dispuesto a asumirlo, o anteponga intereses personales, partidistas o electoralistas, que considere que sería mejor y mucho más honrado que renunciase a su puesto y se fuera a casa.
Porque ¿de quién se puede conseguir el voto con una actuación de este tipo? ¿de personas irresponsables ó inmaduras capaces de cuestionar y poner en peligro esa casa de todos que debe ser el Estado y sus instituciones? ¿Puede ser el objetivo conseguir el poder a cualquier precio aunque sea a costa de permitir la destrucción de nuestro propio compromiso de convivencia? No creo que esa sea la intención de los dirigentes de un partido, alternativa de gobierno, como el PSOE, ó al menos no debería serlo