He escuchado a algunos analistas políticos que, en el debate de ayer, faltó una mayor definición de cuales podían ser los pactos después de las elecciones.
Para mí ese asunto quedó meridianamente claro.
Abascal está dispuesto a pactar con PP y/o C´s para conseguir que el PSOE no gobierne.
Pablo Casado confía en alcanzar un pacto con VOX y C´s para formar gobierno, si suman los escaños suficientes y es el único pacto que está dispuesto a hacer.
Ribera no quiere que gobierne Sánchez y estaría dispuesto a pactar con PP y Vox, si la suma sale, pero también estaría dispuesto a negociar con Sánchez, siempre que acepte las condiciones que imponga y que no pacte con Unid@s Podemos.
Iglesias está dispuesto a pactar con Sánchez y el PSOE pero si entran en el gobierno y con competencias, no como «floreros» y por supuesto sin que Sánchez pacte a la vez con algún partido de derechas.
Por último, Pedro Sánchez, está dispuesto a dejarse «querer» por todos, y le gustaría que, para evitar un nuevo bloqueo y unas terceras elecciones, en caso de ser el partido más votado, le apoyaran o se abstuviesen todos los demás y gobernar solo si es posible. Dentro de ese «dejarse querer» están por supuesto, los nacionalistas e independentistas, y por eso los trató con guante de seda, para evitar un enfado poco conveniente y porque es consciente de que en cualquier caso, sin el apoyo de los independentistas es prácticamente imposible su investidura.
Ese es el panorama, para mi muy claro y nada sorprendente, aunque «la pelota estará en el aire» hasta el domingo 10-N por la noche.
